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Jun 05, 2015 fenomenosocial Conductas, Pedagogía, PORTADA1, Psicología, Salud mental 0
➡ Amilcar Afonso Quintana|Psicopedagogo|Conductas 2014
Tal como anuncié, toca hablar ahora de soluciones una vez expuestas algunas causas en el anterior número de FS (artículo aquí). Y se habla de soluciones porque es lo que corresponde a un problema, nominado así dado que los efectos suelen ser dañinos: menoscaba a la persona con ira e insatisfacción frecuentes y, por ende, a la sociedad con conflictos y desarmonía en general. Lo cierto es que, para comenzar con las soluciones de forma adecuada, antes he de mencionar unos factores psicológicos subyacentes a las cuatro causas citadas en el artículo anterior, y es que se tiene gran predisposición a la envida y/o agrado por el percance ajeno cuando el individuo es o tiene:
1. Una baja autoestima. (Principal factor acompañante)
2. Egocéntrica.
3. Una personalidad narcisista o antisocial. (Sin llegar al punto de desorden).
4. Histriónico/a.
5. Niveles elevados de neuroticismo.
6. Bloqueos por disonancias cognitivas (contradicciones internas) y miedos.
Dada la lista de factores primeros, habría que prevenir para no desarrollarlos desde los contextos educativos como la familia y la escuela, o tratarlos si ya están instaurados desde contextos de ayuda, y se añade a los anteriores las psicoterapias –a las cuales se puede recurrir para vivir con más sosiego, no sólo por llegar a una situación límite o extrema de perturbación-.Como persona que apuesta por nuevas formas de educar, expondré estrategias que, desde la escuela y la familia, sirven tanto para prevenir en los pequeños/as y jóvenes como para ir corrigiendo algunas de sus características desencadenantes de envidia.
Dentro de lo que sería el “día a día” en un aula o en una familia, se debe saber e integrar -de forma que propicie unas interacciones didácticas eficaces- las siguientes ideas:
-Primera idea para orientar la actitud del educador o familiar, y comenzar el trabajo preventivo o de corrección: la envida surge de una emoción no agradable, y aunque no agradable, la emoción no es mala o negativa. Todas las emociones cumplen una función adaptativa. Se envidia porque se compara, comparamos porque es así, junto al reflejo que los otros nos devuelven, como primeramente nos construimos (identidad/autoconcepto y después, autovaloración) y como nos cercioramos de pertenecer a una categoría o grupo. Lo que supone un problema es el “daño” propio sufrido por la emoción mantenida y por comportamientos sobre terceros. Hacer llegar este dato a quienes tienen envidia (todos/as, casi por imperativo social que aprovecha mecanismos naturales del desarrollo), lo reconozcan o no, es importante para hablar sobre ella sin camuflajes y poder acceder a nuevas posturas o enfoques. Orientación benevolente con la condición humana.
-Segunda idea que ha de facilitar unas interacciones didácticas eficaces: Todos buscamos el bienestar, por lo tanto, si llegamos a la conclusión de que un sentimiento es poco grato, querremos encontrar la manera de no sentirlo o no sentirlo con tanta frecuencia: Orientación al bienestar por decisión. Manifestar abiertamente qué se quiere vivir con más sentimientos agradables es una declaración de postura vital. Mientras más se repita y hagamos argumentar dicha postura, más fuerza cobrará la misma, y más se atenderá a las propias emociones para evaluarse. Se generará un gran interés en los métodos o estrategias para conseguir sentirse bien de manera frecuente y prolongada.
-Tercera idea: Lo anterior ha de trabajarse casi conjuntamente con el inevitable hecho de que nos percatamos del mundo de otros/as, y el, aparece el “brote” comparativo posterior. Dado que no queremos sentirnos mal y no podemos dejar de percibir como viven los sujetos que nos interesan o se vinculan con nosotros de alguna forma, es la comparación la que debe perder en intensidad e importancia. Se ha de propiciar, pues, niños/as y jóvenes que tengan Orientación a objetivos propios, planteados por ellos (se permite el beneficioso bucle de tener como objetivo propio el bienestar). Los individuos que aprenden a marcarse objetivos en base a su curiosidad, inquietud/necesidad del momento, talentos y posibilidades, miran menos para “caminos” ajenos, pues se han acostumbrado a buscar en sí mismo la forma de satisfacerse y mejorarse, como parte del autoconocimiento que adquieren en dicha labor.
-Cuarta idea: Si con la orientación a objetivos propios queremos fomentar el “no mirar caminos ajenos”, es bajo cierta cautela. Interesa generar un egoísmo sano, en donde te fabricas en base a tus características e intereses y, más importante, aprendes a conocerlos. Pero a esta orientación, sus dos “hermanas”, la del bienestar por decisión y la de benevolencia con la condición humana, le obligan a ir de la mano (todas, bien trabajadas e integradas, deben ir de la mano) con la Orientación a beneficios mutuos y colaboración. Hay pocos momentos de bienestar mejores que el encuentro constructivo con otro u otros seres humanos, sobre todo cuando son encuentros ociosos. Bienestar porque no podemos evitar ser seres sociales, y nos desarrollamos como humanos gracias a los otros, por esto que debemos aceptar esta necesidad, y como es necesidad, mejor tratarlos como iguales, como compañeros, eliminando los deseos de vencerle en alguna parcela de su vida (orientación a objetivos, atendemos a los logros marcados para nuestra vida), pues de ser así, el vínculo será artificial, basado en la no capacidad de alguno de los dos para ser alegremente libre, y no terminaría nunca de “llenar” la necesidad social.
Estas cuatro orientaciones generadas en un individuo darían como resultado alguien moderado, que aprende a vivir incrementando en el tiempo y etapas sus niveles de satisfacción, gozando de sus objetivos y de las personas. Las ideas anteriores solo serían la referencia para una actitud y conocimiento del docente y el objetivo a alcanzar mediante las interacciones didácticas, éstas últimas a exponer a continuación, y ya tan gritadas por muchos educadores que saben de sus beneficios y también de los enormes cambios paralelos que tendrían que darse en dimensiones como en laadministración escolar (política-educativa) u organización escolar.
Conversaciones guiadas, debates, entrevistas, análisis de casos y situaciones, juegos de rol, observación, la expresión mediante formatos artísticos, etc.
Lo más importante, es el diálogo basado en la interrogación constante. Esto requiere que profesores/as y padres/madres o cualquier otra u otras personas que eduquen sean capaces de hacer preguntas que propicien el descubrimiento del interrogado, y el posterior encadenamiento con más descubrimientos, con la profundización en los mismos se obtendrán otros que sustentaban a los de arriba, o viceversa…es la “magia” de un método que, atendiendo a las leyes de la lógica permite producir conocimiento consistente, con coherencia empírica y ganas de ser contrastado con más preguntas o dudas, dirigiendo la atención y el razonamiento hacia donde la pregunta disponga. ¡Viene a ser la práctica del método socrático!, y puede practicarse con algunos profesionales de la pedagogía, la psicología y la filosofía, entre otros, pues también hay verdaderos expertos autodidactas en este sistema de crecimiento intelectual.
El método socrático enmarcado en debates, en cualquier conversación espontánea o planificada, en la presentación de trabajos de clase, en el análisis de situaciones, casos o juegos de rol, etc. ¿Por qué creéis que no admite estar enfadado? ¿Qué sentiste después de quitárselo? ¿Fue agradable? ¿Qué paso con sus sentimientos? ¿Cuántas veces podrían hacerte eso a ti hasta que quisieras dejar de ver a esa persona? ¿Qué piensas de las conductas desafiantes? ¿Qué conseguiste ayer lanzando la silla?
Cabe destacar por último que el entrenamiento en competencias emocionales y sociales, y me refiero primeramente para los propios profesores/as y padres y madres que quiera cambiar las maneras educativas con sus alumnos/as o hijos/as, es indiscutible. La solidez emocional necesaria para llevar a cabo los métodos citados –o el método, con diferentes formas de organizarlo y comenzarlo- debe ser alta. El control sobre uno para poder medio regular o controlar los disparos emocionales que puedan tener otros.
Nota: Este modelo de trabajo tendría que ponerse en marcha junto a otros más conductuales (y por psicoterapeutas) si el perfil de la persona o personas a las que va dirigida es muy ansioso, cognitivamente muy rígido o tiene algún problema emocional o conductual grave o patológico.
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